miércoles, 23 de enero de 2013

NOCHE RANA


Era la fiesta de despedida de mi amiga Vero, que se mudaba a San Francisco. Había salido con las chicas a celebrarlo y mi hombre se quedaba en casa, porque al día siguiente trabajaba. La noche pintaba divertida, chupitos San Francisco para la ocasión, encuentros con viejos amigos, risas, fotos.. hasta que apareció ÉL haciendo su entrada en el local. Por poco creíble que parezca..., no estaba preparada para encontrármelo. Se puede ser despistada,...¿pero hasta que punto?! ¿Cómo no se me había ocurrido pensar que vendría?. Habíamos tenido nuestro primer encuentro hacía dos años, en otra fiesta , la suya por cierto, a la que también me había invitado Vero y por cosas de la vida, fue un visto y no visto porque a la mañana siguiente nos despedíamos en Madrid porque ÉL se marchaba para un año a otra parte del planeta. No os equivoquéis porque por raro que parezca, el chaval me gustó y no quise entregarme tan fácilmente a él. Así que resulto ser como una relación adolescente, un ensimismamiento a distancia. Un año después, en su regreso a Madrid deseando acabar lo que una noche empezó...,nos des-encontramos y ahora, otro año más tarde nos volvimos a encontrar.
Aprovechando que jugaba con algunos minutos de ventaja, porque lo había visto yo primero cuando entraba en el bar y ÉL a mí todavía no, decidí apresurarme por una COPA y luego al BAÑO. No, mejor BAÑO y luego COPA!! Sí, así mejor. UFF, estaba nerviosa!! Casi no había tenido tiempo de darle el primer sorbo cuando vino a saludarme y yo, intentando restarle importancia a la situación, hice por presentarle a la gente con quien hablaba, mis amigas, que divertidas presenciaban la escena a la espera de alguna metedura de pata por mi parte, alguna bestialidad o bordería de las que todavía soy dueña demasiado frecuentemente. Pero mi diplomacia y saber estar me dejaron impresionada incluso a mí misma. Pocos segundos más tarde y adivino, bajo mi superficial indiferencia, ÉL se dio media vuelta y yo aunque orgullosa, no tenía claro que eso fuera a ser todo.
Claro que eso no iba a ser todo! Porque YO, soy la reina de los líos y tengo un imán para buscar problemas donde no los hay. Así que, habiendo despedido a todas mis amigas menos a la anfitriona de la fiesta y otros pocos más supervivientes, ÉL reúne el valor suficiente de acercarse de nuevo con un amigo, al que tras propinarle una discreta patada en el culo a los pocos segundos de llegar, nos quedamos solos. Momento perfecto para lanzarme toda su artillería, pidiéndome por favor que le aclarara algunas dudas sobre nuestra ruptura, a las que llevaba dando vueltas casi un año. BUFFF... no sabía que decir sin abordar la única frase que me venía en mente: NADA QUE HACER EN LA CAMA! Claro, que me esforcé en ser más diplomática y para ello emplee más tiempo del que hubiese imaginado, probablemente nadie. Hasta el punto que la conversación no había acabado cuando nos cerraron el local, así que la conversación y ÉL me siguieron de camino a casa. Pudo haber sido peor.., y por supuesto lo fue, cuando en uno de los semáforos en rojo nos encontramos de frente con mi novio que recién levantado iba camino a coger el metro para ir al trabajo. GLUP!!. Menuda imagen, casi cinematográfica, siete de la mañana, un semáforo en rojo, una pareja separada por el tráfico a ambos lados de la calle y un intruso a mi lado. Que minuto más laaargo!!!! Yo lo veía acercarse y claro, no iba precisamente sonriendo. Nos cruzamos, me miró, se miraron, me miró una vez más y pasó. Entonces, me di la vuelta y LA CAGUÉ, pero bien. En vez de acompañarle un tramo, despedirme de ÉL (intruso) y explicarle la situación a mi chico..., me entró el miedo y le dije:_ luego te llamo, pero su respuesta fue: _Mejor que no. Y eso fue todo. Así que en un último intento de recoger mi dignidad, ahora esparcida por los suelos, seguí adelante con ÉL (intruso) sin mirar atrás. Debió ser entonces cuando ÉL (intruso), confundido por mi extraña reacción, me pidió si me podía besar. 
Había perdido a mí príncipe esa noche, pero no iba a besar a una rana. 
                                                                                             
                                                         ananónima



1 comentario:

Anónimo dijo...

no dejo d pensar en el mal trago. espero que haya habido reconciliacion con el principe azul. Tendrias q haber calculado la hora. pq tu tal vez no le dieras importancia al hecho d q t acompañara. desde tu posición solo estabais resolviendo dudas del pasado... ( aunq la rana fuera con otras intenciones....pero él( pareja) al veros...se le encogeria el corazon.
Lo important es q tu tengas las cosas claras.
Y se lo demuestres!
Animo!