martes, 10 de diciembre de 2013

En cualquier sitio proteges.

Entra desde hoy a formar parte de la redacción de pocosexinmadrid una famosa musicóloga italiana y además muy buena amiga mía qué por amor se ha ido de tantopocosexinMadrid a parahacerbienelamorhayqueiralSur .
Elegirá entre las mejores canciones italianas y las traducirá para los amigos españoles. (Jolinesss qué las canciones de Ramazzotti, Nek y la Pausini no es música italiana por favor! )
Damos la bienvenida a Costa de la Luz !!!
P.d. Te echo de menos guapa !!!


En cualquier sitio proteges (Ovunque proteggi) – 
Vinicio Capossela

Yo no duermo, tengo mis ojos abiertos por ti. Miro fuera y miro alrededor. Como esta lleno el camino de polvo y viento en el camino de vuelta...
Cuando llegas, cuando tú vengas a mí miras la esquina del cielo Dónde está escrito tu nombre, esta escrito en el hierro en el círculo de un anillo...
Y aun me enamora y me hace suspirar así. Ahora y para cuando vuelva el encanto.
Y si me encuentras cansado, y si me encuentras apagado si lo mejor ha llegado ya y no he sido capaz de mantenerlo dentro de mí.
Los viejos ya saben el por qué, y también los hoteles tristes que el tener mucho es para poco tiempo y no es bastante aun y es sólo una vez.
Y aún así proteges la gracia de mi corazón ahora y cuando vuelva el encanto. El encanto de ti... de ti a mi lado.
Tengo piedras en los zapatos y polvo en el corazón, frío en el sol y no bastan las palabras.
Lo siento si he pecado, Lo siento si me he equivocado. Si no he estado, si no he vuelto.
Pero aún así proteges la gracia de mi corazón, ahora y para cuando vuelva el tiempo... El tiempo de partir, el tiempo de quedarse, el tiempo de dejar, el tiempo de abrazar.
En la riqueza y la fortuna, en el dolor y en la pobreza, en la alegría y el alboroto, en el luto y la tristeza, en el frío y el sol, en el sueño y el amor.
En cualquier sitio proteges la gracia de mi corazón. En cualquier sitio proteges la gracia de tu corazón.
En cualquier sitio proteges, protégeme en el mal. En cualquier sitio proteges la gracia de tu corazón.
                                                               
                                                                          Traducción por Costa de la Luz


 


jueves, 5 de diciembre de 2013

Sapo doce. A esa hora se supone, se rompe el hechizo.

La primera vez que lo vi coincidimos una amiga y yo en que era increíble y persuadimos a nuestra encargada para que le llamaran para hacer una prueba. Al final, se quedó (si después de todo el sexto sentido sirve también para recursos humanos). Al principio no hablaba mucho, eso en parte se debía a que su lengua materna no era la misma que la nuestra y sin embargo sólo le bastaron dos meses para ser parlanchín como el que más. Obviamente no faltó la “princesa top manta” que intentaba  “enseñarle” el idioma. Y yo sólo veía como quien ve un par de zapatos en  el aparador. Me parecía tan lindo. Justo antes de su llegada yo había pedido que mi príncipe tuviera cuatro requisitos: que fuera guapo, que tuviera un tatuaje o varios, que tuviera rastas y que tocara el violín. No sé por qué me dio por ahí. El sapo en cuestión era guapo, un día el vestidor donde se cambiaba tenía la puerta entreabierta y yo pasaba reconociendo que era él el que estaba cambiándose porque estaba cantando, así que al intentar saludarlo y darle la sorpresa, la sorprendida fui yo, porque vi un tatuaje que abarcaba toda su espalda y daban ganas de volverlo a pintar con las yemas de los dedos; tenía rastas, faltaba ver sus dotes musicales. En el trabajo intentaba indagar de su vida, pero terminamos por ser cómplices porque me daba a probar sus nuevas recetas, me preparaba postres increíbles y me consentía, culinariamente hablando. Un día entre broma y broma le hice entender que yo no salía con nadie. Ese día había una despedida de soltera en el salón principal y cuando él salía todas miraron con esa mirada de “princesa loba y hambrienta” que hace que las “princesas rarunas” ,como yo,  se sientan inferiores. Él ni siquiera lo notó, y además antes de irse me dijo que me esperaba a las doce en la fuente de la esquina. Yo no supe cómo tomarlo. Por un momento creí que me tomaba el pelo. Un amiga había presenciado la cita, y cuando me vio en casa a las once cincuenta me dijo en un tono sibilino “¿no vas a ir?” yo la miré y tranquilamente le dije que sería una broma, pero la duda ya se había sembrado: y ¿si me estaba esperando? Y  ¿si fuera cierto?  Me arreglé como pude en cinco minutos y salí escopetada al punto de encuentro. Él ya estaba ahí. Me llevó a tomar una caña a un bar que a mi me gustaba mucho. Coincidíamos en el tipo de ambiente de bar que nos gustaba. En la charla me dijo que tocaba el violín. Y yo pensé que así se debía de sentir el que se saca la lotería. Nos reímos mucho y de ahí me llevó a una discoteca a bailar. Cabe mencionar que me abría la puerta a todos los sitios, que me tomaba de la mano, que me llevó en bici y me sentía como en una película de romance de adolescentes. Mientras bailábamos había muchas chicas que intentaron acercarse a bailar con él. Yo no podía decir nada, y de hecho, dejaba sitio para que bailaran mejor. Él me buscaba y se mantenía cerca de mi, incluso me dijo, que si quisiera bailar con otras, no me habría invitado a mi. Yo me derretía con su sonrisa y con la ternura que emanaba. Bailaba tan bien. A veces creo que hay canciones que me hacen recordar cómo se movía. De canción en canción terminamos acercándonos mucho, y yo veía las luces, sus ojos, y un beso que me hizo creer que se había coronado. ¡Este tenía que ser! ¡Este tenía que ser! Lo vi convertirse en un príncipe. Me acompañó a casa. Me dio un beso de buenas noches y se despidió.
Nos seguimos viendo las siguientes semanas. Me esperaba al salir de trabajar, me enseñaba la música que hacía, charlábamos muchas horas en la plaza, paseábamos en bici y salíamos a bailar. Yo creía estar más cerca del “y fueron y felices y comieron perdices”. Cocinaba para mi y me trataba como una princesa. El día de su cumpleaños yo le hice un regalo porque bromeábamos con tener un perrito, pero ninguno de los dos podíamos permitirnos un compromiso así, y yo tricoté un perrito caliente con la broma de que era el único perrito que nos venía bien tener a los dos por esos momentos. Yo aseguraba que ese día celebraríamos su cumpleaños. Bueno, yo quería ser su regalo. Y cuando todo parecía ir al “fueron felices” sonaron las doce y el hechizo se rompió. Me dio un beso en la mejilla, me dijo en un tono muy bajo: “eres muy buena” y dio media vuelta y se fue. ¿Soy muy buena para qué? Sonó la última campanada. La bici se convirtió en berenjena. El príncipe se fue saltando y la princesa volvía a ser una camarera a media jornada. Definitivamente el hechizo había terminado. 
¡Siguiente!
                                                      Merlina Brujas 


martes, 3 de diciembre de 2013

Mi hermana gemela.

Tengo una hermana gemela. Somos idénticas, mismos ojos, mismo pelo, misma altura, yo me visto casual, ella es poco más atrevida.
Yo tengo mucho carácter, soy fuerte, independiente, no me dejo tomar el pelo.
Me gusta la gente, no me gusta toda la gente, no soy cariñosa, me cuesta el contacto físico, me cuesta demostrar mis sentimientos, lo hago solo con quien se lo merece, con hechos, no con besos y abrazos.
Soy fiable, puntual, un poco cuadriculada, no me gustan las sorpresas, lo quiero todo programado y bajo control.
A veces pienso que sólo me falta el pene para ser un hombre, sí, porque las mujeres podemos hacer toooodo lo que hace un hombre...y con tacones!
No me fío de la gente demasiado buena. Me gusta la gente directa, no me gusta leer entre líneas, es una lectura tan aburrida y poco interesante sobre todo si el autor es un hombre!
Me gustaría que la gente me viera como Stella de “La danza de la realidad” de Alejandro Jodorowsky :
“Desafiando los prejuicios sociales, se comportaba como si el mundo fuera una materia dúctil que ella podía modelar a su antojo...Tenga cuidado joven, esa fiera le puede quebrar la nariz.”. 
Así me siento yo y así voy por el mundo.
Mi hermana gemela  tiene un síndrome, es que no tiene filtros, se fija poco en las reglas.
Cuando le dicen que “no” para hacer una cosa, procura hacerla enseguida.
Ella también tiene carácter, pero para las cosas equivocadas, es orgullosa… para las cosas que no merecen la pena.
A veces pienso que sea masoquista,  no acepta un no como respuesta pero al mismo tiempo se busca los “no”. Sigue creyendo que, como en las matemáticas, dos negaciones son una afirmación! ...pero tres o cuatro o cinco?!!!
Le gusta demostrar sus sentimientos, a veces los grita para que la gente se entere y no tenga dudas. A veces los regala sin que nadie se los pida o los quieran.
Mi hermana gemela no para, está continuamente planeando como ser feliz, como si la felicidad dependiese solo de lo qué quiera ella, de lo qué desee ella , y cuando se da cuenta que no siempre es así, que no todos quieren ser feliz con ella, se deprime.
Sí, puede pasar un día entero sufriendo por la idea que tiene de alguien.
Llega a sentirse como un pájaro sin alas, un ruiseñor sin voz, una águila ciega,  un fénix que no renace de sus cenizas... triste y confundida
Le encantan las sorpresas, le encanta que su vida sean altibajos de emociones, sí  porque quiere sentirse viva y sabe que si apuesta por ello, puede “salir” dolor.
Mi hermana gemela tiene mucha energía, quiere que todo sea rápido, fácilmente  complicado, felizmente adverso, dulcemente doloroso…que tenga un final feliz o no, lo importante es sentir.
Mi hermana gemela está enamorada del amor .

                                                                    La Italiana