Era una noche calurosa de verano cuando lo conocí .
La verdad que ya nos habíamos escrito dos meses enseguida , mails diarias
como piezas de un puzzle recomponían nuestro pasado, nuestro carácter , nuestras
manera de ver la vida descubriendo como se encajaban algunas perfectamente, otras … habían que limarlas .
Faltaba solo la pieza final …el encuentro .
Cómplices la noche cálida, unas cuantas cervezas y una buena conversación
llegamos hacia el portal de mi casa, con el corazón palpitante por el deseo de
un beso que no tardó en llegar.
El ascensor subía lento, demasiado lento indiferente a nuestro creciente deseo.
Entramos en casa, lo invité a una copa, para darme el tiempo de disfrutar
esté mágico momento de cortejo.
Me gusta que me desnuden lentamente, sin prisa, con calma, preludio cruel
de una tempestad de sensaciones.
Quiso darme un masaje relajante, me quité la camiseta , desabrochó mi
sujetador para que sus manos se movieran sin obstáculos en mis hombros, de
arriba a abajo… lentamente, en mi espalda ,de arriba a abajo… sensualmente, de arriba a
abajo, rozando suavemente mi costado con las yemas de sus dedos ,
produciéndome placenteras descargas eléctricas. Levante un poco el busto para
que sus manos deslizaran hacia mis pechos que agarró con fuerza dejándome
mareada por la emoción. Me di la vuelta necesitaba su lengua en mi boca. Le
quité la camiseta necesitaba tocarlo, su cara, su pelo, su cuello, sus hombros,
luego su pecho varonil, la punta de mi lengua acompañaba mis manos en una danza
erótica sin fin. Lamí sus pezones bajando lentamente hacia el ombligo en
círculos voluptuoso, le mordisquee el vientre provocándole un escalofrío al
pensamiento de lo que iba a pasar…
BIP BIP BIP….
Son las 9 de la mañana, esta noche tengo el encuentro …
La Bambola