jueves, 31 de octubre de 2013

Sapo siete (¡Mi número de la suerte!).




 Aunque nadie dijo si era buena o mala suerte. Sí. Ya lo había intentado todo. ¡To-do! Aceptar las citas a ciegas que te organizan los amigos (que al organizarte dichas citas parecen más tus enemigos por lo acertado de sus “elecciones”), ir a las reuniones de solteros (que inundan los foros en internet), contestar a los anuncios clasificados de una revista o periódico, página de internet para solteros exigentes y de “comprensión” delgada, miradas cómplices en la calle o en el museo, los mojitos del amor… En fin,  nada. Así, resignada a mi soledad mientras revisaba mi mail encontré que había peticiones de algunos Romeos intentando conquistar una Julieta. Y hubo uno que me robó el escepticismo. Las fotos parecían ser sencillas y nada narcisistas o en paños menores. Acepté su petición y en dos mensajes me dio su teléfono para whatsapp. Yo dudaba por la velocidad del suceso pero quería confiar. Era el siete, El número de la suerte. Después de todo había mucho que ganar. En la charla tecnológica nos dijimos qué hacíamos, qué nos gustaba y parecíamos coincidir en muchas cosas. Confesaré que una que me hechizó es que no tenía faltas de ortografía y teníamos mucha charla. Me llamó por teléfono para “escuchar”.mi voz y como era de esperarse quedamos para “vernos”. La primera cita fue divina, nos reímos mucho, paseamos y compartíamos historias de nuestras vidas que son como esas joyitas que guardas muy recelosamente. La segunda, tercera, cuarta y quinta cita, igual sentía emoción, me gustaba pero yo no daba el primer paso porque temía que me dijera “uy no, me has malinterpretado, sólo quiero ser tu amigo”. Cabe mencionar que en todo este recorrido, hubo detalles que yo pasé por alto, y que indudablemente, de haberles prestado atención, me hubiera ahorrado muchos disgustos. Una vez comentó que una de sus ex novias tuvo que ir al psiquiatra de tan mal que quedó con la ruptura, porque, él la dejó por la mejor amiga. Sí, sí, ahora también pongo cara de signo de admiración de times new roman doce puntos interlineado doble, pero en su momento me ganaba que era muy caballeroso. Me abría la puerta para entrar, me acomodaba la silla y me ofrecía su brazo para caminar o su abrigo cuando tenía frío. Otra de las perlas que presagiaban la tormenta fue cuando en la calle, mientras paseábamos se acercaron a nosotros tres chicos con aspecto de buscar problemas y buscar quién se los provocara, yo me puse muy nerviosa, porque evito la agresividad. Sin embargo, él se creía gladiador del siglo XXI y yo pasé el susto de mi vida al borde de presenciar una pelea callejera. Sí, sí, lo sé, ésta perla era roja como alarma pero me gustaba el sapo en cuestión.  Tercera nota que era un grito de precaución o mejor dicho, un neón que con brillo intermitente avisaba “estoy loco”: una noche después de cenar compramos, yo, golosinas, y él, un helado, para ir comiendo mientras paseábamos. En el camino pasó un coche con tres hombres bastante rudos a los que yo ignoré, pero el sapo en cuestión incluso les ofreció de su helado en tono provocativo, a mi en ese momento se me heló el alma pensando que podrían bajarse, apalearlo, subirme a mi, o apalearme a mi y subirlo a él, yo qué sé, el mundo está muy loco y leo mucho el periódico y veo los telediarios. Pasado el suceso, en mi cabeza no dejaba de pensar qué busco en un sapo. Este neón intermitente se apagó con la sexta cita en la que por fin llegó el beso y yo sentí que había llegado al final del arcoiris. El sapo escondía a un gallardo mozo. Pero apareció el cuarto detalle del mozo kafkiano, que no se transformó en un sapo, sino en un pulpo. En los besos, de pronto te veías perdida entre tentáculos, que literalmente tentaban culo, cosa que no me escandaliza, pero sí me avergüenza si pretende hacerlo como una performance en público. El detalle quinto es extraño de definir. Le gustaba poner en práctica conmigo sus dotes de defensa. Intentando según él compartir el conocimiento, lo único que lograba es que yo me quejara de sus “caricias”. Detalle sexto, séptima cita: “tengo que hablar contigo” “empiezo yo” Sí, Sí, frases de sapos y culebras. El argumento del sapo era que yo tenía una mente muy abierta para la suya y no me veía como una pareja.  Detalle séptimo: esto me lo dijo mientras me había invitado a cenar, es decir, me arruinó la cena pero al salir pretendía que le diera un beso de despedida.  Pero la de la mente abierta era yo, por no “reaccionar” ante un beso entre dos personas del mismo sexo.Definitivamente, mi número de la suerte será el 13. 
¡Siguiente!
                                                     Merlina Brujas 






lunes, 28 de octubre de 2013

Hay reglas en el amor ?

Después de años diciendo “ Me gusta ser soltera, amo mi libertad ,quiero tomar mis propias decisiones sin pedir permiso a nadie, odio los compromisos, etc. etc. …” ,he decidido que “ Me gustaría tener un novio, me gustaría compartir mi libertad , me gustaría que alguien me ayudara a tomar decisiones …odio los compromisos" pues nadie ha dicho que soy perfecta!
Me miro al espejo y sinceramente me gusta lo que veo, no soy chica que los chicos se den la vuelta por la calle, pero estoy bien , más que bien soy GUAPAAAA, y si no me lo digo yo , tampoco mi madre ya que tengo la suerte de tener la única que no le gusta hacer cumplidos!
Me miro al espejo más en profundidad : eres simpática , buena gente , tienes mucho que ofrecer , tienes también defectos pero no serán tan graves ya que tienes un montón de amigos que siguen llamándote!
Pero seguro que algo mal haré.
Todos mis intentos de relaciones han sido unos fracasos , no seguiría soltera no?! y a lo que dicen son necesarios para aprender, para crecer, le digo que unos cuantos me lo hubiera ahorrado .
He decidido que no puedo dejarme ir por mi instinto , por mi intuición , por el horóscopo, por las conjunciones astrales , por el tarot! Hay que tomarse la cuestión en serio, de manera científica!

Clásica reunión alcohólica entre amigas …
“ Chicas necesito un buen plan ,estoy harta de comprar pechuga de  pollo confección familiar y rellenarme el congelador , harta de prepararme sopa de verdura y tirarla porque no puedo comerla por tres días enseguida , harta de bajar  siempre yo la basura! Tengo que encontrar a un chico que no desaparezca a los dos días, lo se, lo se, es la nueva moda del macho ibérico, pero necesito saber vuestra reglas para seleccionar, tener y  mantener una relación!”
Estos son los resultados :
Maga Merlina : Jum, creo que mi regla es que  me trate bien. Soy fácil, como la tabla del 1. Que me acerque la silla, me abra la puerta y me lleve de la mano! Ah! Tienen lo que me pidan! Me engancho a lo bueno. Tampoco soy masoquista. Si los extraño es por lo bien que me trataban.
Ladybug: Pues para mi es fundamental que el tío me haga sentir especial más que el resto. Si veo que tontea conmigo y al rato está tonteando con otra … Chao pescao!
Wendy : Para mi es fundamental como besa , bésame bien …y vamos más allá…si no, ni a la vuelta de la esquina!
Soñadora :  Qué ellos den el primer paso . Yo les doy señales, pero nunca doy el primer paso, que se lo curren!
Ladybug : Ah y son ellos que te tienen qué llamar , necesito ver que el está implicado . Si no no me mola
Maruja : No estoy de acuerdo ,yo tengo que tener su teléfono y tener la situación controlada .
Ananónima : No regalar diamantes a los cerdos. Si no merecen una segunda oportunidad no se la doy .

Sigo preguntando : Y sexualmente hay reglas?
Aquí puedo reasumir los diálogos : a mente fría nunca la primera noche, pero con una buena dosis de alcohol esta regla se va al garete!
La única que contestó en manera diferente dijo :
Sweety : Hija...que son 8 años no  pillo cacho con nadie más que mi novio, ahora mi única regla es no con la panza llena!

Resumiendo, vamos a ver si he entendido bien :
El tiene que hacer el primer paso en acercarse y en llamarte, tu puedes ayudarlo con sonrisitas y buen escote!
Si no te devuelve las llamadas no insistir. Si desaparece es por algo y no querrás que sea tu corazoncito a descubrirlo , hay que valorarse!
Nunca acostarse a la primera cita sobre todo si has comido albóndigas en salsa con alubias para cenar .
Toda estas reglas se pueden romper… si estas borracha .

Bueno, he jugado un poco con las respuestas de mis amigas, la verdad que todas me contestaron que no tienen reglas, estas respuestas fueron formuladas a base de mi insistencia .
Me viene a la mente una vieja canción italiana que se llama "Teorema" de Marco Ferradini y acababa con :
“No existen leyes en el amor , tienes que ser lo que eres , deja abierta la puerta del corazón y ya verás que una mujer está en búsqueda de ti”.
Una mujer?!!! No lo había considerado!
No no, me quedo con mis hombres , complicados, triviales, cerdos , mentirosos, miedosos pero al final, tienen algo que nosotras no tenemos… y a mi me encanta lo que no tengo! ;)

                                                                       La Italiana

viernes, 25 de octubre de 2013

FRIKADAS: “¿Quién soy?”



¿Quién soy? ¿Os habéis hecho alguna vez esta pregunta?...
 
Hola a todas!! Hoy viernes me presento ante vosotras. (Algún día os contaré por qué estoy enamorada de los “viernes”).Me expresaré en femenino aunque sé, de buena tinta, que también vosotros queridos amigos del sexo masculino pasáis ratos agradables por los entresijos de este blog. En primer lugar os hablaré de mí…No soy una reina, ni una princesa, ni cenicienta, ni tan siquiera Dulcinea (no creo en esos cuentos…). No busco un rey, ni un príncipe, ni a un hidalgo caballero. Y de tener que elegir, prefiero a un sapo, pero un sapo de carne y huesos.
Soy una chica normal, como muchas de vosotras,  simpática y en ocasiones algo borde (como mi amiga “La Italiana”). Bastante curiosa, justa  y  optimista (que no viene nada mal en los tiempos que corren). No voy a seguir describiéndome porque no me gusta y no se me da muy bien que digamos. Propongo a “Magaleche” que averigüe mi horóscopo y me describa (espero que conmigo se porte algo mejor que con los horóscopos de sus amantes, jeje les pones a parir querida, también decir que estás en todo tu derecho). 

Simplemente deciros que me muevo por amor, sí amigas, así de simple soy. Siempre he creído que el mun­do necesita más amor, es la respues­ta a muchas preguntas. Por lo tanto, amar, amar y no dejéis nunca de amar con cualquier gesto. Como dice Extremoduro en el título de una de sus canciones; “Ama, ama, y ensancha el alma”. (Os dejo el link más abajo). Aunque suene un tanto modesto, primero me amo a mi misma porque si no nunca podría amar al resto. Esta historia de amor debería durar toda la vida, una historia donde lo importante es querernos y no que nos quieran, lleva algo de tiempo, pero de esta manera nadie vendrá a decirnos lo que queremos…
El amor, como todas sabéis, puede ser interpretado desde diferentes perspectivas. Pues eso mismo haré yo, os hablaré de experiencias de amor desde el punto de vista de mis dos hemisferios. Dos posturas que serán asimétricas entre sí, como ambos lados de nuestro rostro, (ya profun­dizaré en otro post sobre la importancia de la simetría en el rostro a la hora de buscar una pareja, amante…) pero a la vez ten­drán una conexión en común; “El Amor.” Pero, qué tipo de amor???...


Por decirlo de otro modo, mi lado derecho será el per­di­da­­mente enamorado, el que mueve mi corazón, el que sueña, desea, se apa­siona, se excita de placer, el que siente mariposas...
El izquierdo será el racional, cuestionador, real… vamos, el más “toca pelotas” y por qué no decirlo, el que menos gusta a algunos hombres. El que en ocasiones me ha hecho poner los pies en el suelo. ¿Qué haría yo sin él? Porque en cuestiones de amor es fácil estar junto a las nubes y estrellas y muy difícil bajar de esas alturas…cuando bajamos, no lo hace­mos lentamente, bajamos en un segundo, aquí es cuando nos damos el “ostiazo padre” y nunca mejor dicho.  Continuará…


No me gustan las despedidas, terminaré siempre con una sonrisa ;-))
                                                                                                                                                               “Frida Woolf de Beauvoir.”


 



miércoles, 23 de octubre de 2013

Sapo Sesto (no sexto, porque “Vivir así es morir de amor”) .

“La culpa es del alcohol” eso siempre decían mis compis de piso cuando a la mañana siguiente, coincidíamos en el rellano de la escalera mientras yo salía rumbo a la escuela y ellos volvían a casa son historias de “trofeos”  de ligue.
Yo entonces, quería ser más deportista. Claro, tanto alcohol, seguro que no traería nada bueno.
Una noche, decidimos salir a celebrar el cumpleaños de mi compi,  y me encontré con un chico con el que siempre me habían intentado “celestinamente” liar. Todos estábamos muy contentos. Por supuesto, la felicidad aumentaba al ritmo de la “Tómbola” de luz y de color y se extasiaba con el “tú eres como el sol de la mañana que entra por mi ventana, que entra por mi ventana”. Ya saben, no faltó el “yo para ser feliz quiero un camión” y el “tú que eres tan guapa y tan lista, tú que te mereces un príncipe un dentista”. La verdad es que “operación Celestina” empezó a tener efecto en mi. El chiquito en cuestión, a mi siempre me había parecido muy mono, pero no habíamos realmente tenido la oportunidad de hablar más allá del “hola, qué tal, cómo te va”.Además él era justo lo que yo estaba buscando: muy deportista, muy matinal.
Esa noche empezamos a charlar aunque fuera casi a gritos, y resultó ser que a los dos nos encantaban las películas de terror y casualmente los dos nos reíamos a carcajada desternillante si la película era malísima (cosa que muy poca gente comparte y entiende). Comenzamos a nombrar los títulos de nuestras pelis favoritas y a recomendarnos las que más miedo nos había provocado. Aquí, nos prometimos una sesión de cine casero ¡Uh! Estaba llegando a primera base ¿eh? De pronto, empieza a escucharse aquello de “siempre me voy a enamorar de quien de mi no se enamora” ¡Uy! Esta canción se canta y ¡se baila! Se sufre y ¡se goza!
Lo tomé de la mano para incitarlo a bailar y la verdad es que bailaba muy bien. Nos estábamos divirtiendo mucho, Al menos yo estaba pasándolo de maravilla. Incluso dije para mis adentros (es decir, en mi partido de béisbol interno): esto pinta segunda base ¡Vamos bien! Para cuando llegó el estribillo de la canción con el “ya no puedo más” ¡pues sí! ¡Sí!  llegó también el beso.  ¡Uy! Esta noche, seguro home run, nunca mejor traducido y jugado. Es tan bonito el momento en el que besas a alguien que te gusta y notas que esa persona tiene la misma sorpresa que tú. El mismo arrobo, Besar debería ser deporte mundial.
Como era de esperarse, cerramos el garito. A la salida yo esperaba lo ya sabido, ya había ganado el partido. Seguro que venía el premio. Y esperando el premio, ¡me quedé!
Vino la famosa “base por bola”. Me miró fijamente a los ojos, y me dijo “me voy a casa”. Yo creía haber entendido mal, así que dije un “¿cómo?” de duda, no de averiguar en qué medio de transporte se iba. Sí. Sí. La respuesta fue “en taxi”. Así que aproveché la “graciosa” confusión para ya obtener el ponchado o el home run: “¡Ah!, ¿nos vamos?” – Aquí viene le redoble de circo por favor, el sapo en cuestión afirma: “No. Me voy solo” Sí: ¡ponchada!. “Eres una tía muy guapa, pero el alcohol, bla, bla, bl,a bla….” Aquí dejé de escucharlo, sólo veía que movía los labios mientras sentía una rabia que se arremolinaba en mi interior, y la furia se transformó en mi conciencia tarareando “siempre se repite la misma histoooooria”. Cuando mi conciencia terminó su casting de “la voz”, yo volví a la tierra, giré como un couch profesional y viendo que el sapo dipsómano me miraba esperando una respuesta dije: ¡Sayonara!  Sin darle tiempo ni a los besos del protocolo de despedida, después de todo ya me había besado mucho toda la noche.
Intenté alcanzar a mis amigos que seguramente irían a desayunar. Demasiado tarde, ya se habían ido y yo sin batería en el móvil.  Terminé en una plaza viendo cómo limpiaban y barrían, mientras el sol salía totalmente. Caminé hasta casa y al llegar creí escuchar el típico “safe” del béisbol. Definitivamente los deportes no son lo mío. ¡Un ron con coca cola por favor!
¡Siguiente!
                                                     Merlina Brujas 

 Banda Sonora de este sapo: “Vivir así” Camilo Sesto, “Tómbola” Marisol, “la lista de la compra” La cabra mecánica, “quiero un camión” Loquillo y los trogloditas y “tengo el corazón contento” de Palito Ortega.

jueves, 17 de octubre de 2013

Sapo quinto. ( De política y otros cuentos.)




Lo conocí en una verbena de la ciudad. El ambiente era muy divertido, nuestras miradas se cruzaron y el flechazo se produjo porque mantuvimos una “conversación” visual por muchas horas esperando a ver quién daba el primer paso. Mi grupo de amigos quería moverse y recorrer otras verbenas, así que justo cuando ya me iba, con la mirada me concentré en un “si tú me dices ven”. Y ocurrió. Era aún más guapo de cerca, intercambiamos teléfonos y pude confirmar que era a mi a la que miraba y no a mi amigo Carlitos, como este se la había pasado asegurando toda la noche.
Intentamos coincidir en otra verbena, pero con la cantidad de gente y quedándonos sin batería no pudo ser. Comenzamos el ligue “tecnológico”, WhatsApps, emoticonos de risitas, ya saben: lo que se lleva ahora.
El sapo en cuestión resultó ser cabecilla de manifestaciones y tenía una agenda llena por sus infinitas intervenciones públicas. Yo, desde un principio me declaré “neutra”, con la finalidad de evitar ciertos temas, que a mi me parece son “delicados” para hablarlos a la ligera y sin conocimiento de causa más que de la masa.
En fin, quedamos un día para tomar una caña. En la charla, yo por un momento creí que estaba en un debate televisado, pero me argumentaba cosas en las que yo no creo, y obvio, las debatí. Confesaré que hubo un momento en el que creí que me borraría de su agenda o me remarcaría como “peligrosa”. Al finalizar la “cita”, dimos un paseo y seguimos charlando menos acalorados.  Quizá entonces fue cuando se dio cuenta de que no soy tan “peligrosa” sino analítica. Antes de irme me despedí con un gesto como de apache, a lo que él respondió tomándome de la mano y tirando suavemente hacia él, quedando tan poca distancia entre los dos, que no hubo política, bando o bandera que no anunciara lo que venía: ¡chan chán! El beso de cuento. Ese que te hace sentir que está saliendo el sol cuando aún es de noche. Pues ese beso recibí yo. Al despedirnos y prometernos una siguiente cita yo quedé embelesada. Había sido un beso perfecto: suave pero fuerte. Tierno pero sexy. Lento pero rápido. ¡Claro que me quedé con ganas de más! (Besos).
Por la saturada agenda del sapo en cuestión, yo quedaba condicionada a la espera. Y un día la espera tuvo su recompensa. ¡Había sido citada! Me sentía tan animada que quise arreglarme: busqué mi par de zapatos que no había estrenado y que me estilizaban más las piernas; Me alisé el pelo, me maquillé haciendo que mis ojos resaltaran más, me pinté las uñas y creo que lucía divina. Al menos, más de uno giraba en la calle y  dos se atrevieron a gritarme un “guapa” que me levantó más el ego, por supuesto.  Conforme me acercaba a nuestro punto de encuentro, las piernas me empezaba a temblar, sentía el mariposeo colegial. Entre la multitud, vislumbré que en nuestro sitio de encuentro había una retahíla de gente que parecía una duna humana. 
En ese mismo instante muchas sirenas y lecheras entraron en el panorama. Para ese momento yo ya estaba en el centro de la noticia. No sé cómo pasó, pero él me encontró a mi. Me saludó con un “Qué bueno que hayas venido” que me derritió, y que luego me recompuso como en un orden equivocado cuando me dio una pancarta  mientras gritaba y dirigía, ¡sí, amig@s! la manifestación.  Confesaré que mi preocupación estribaba en que si llegado el punto había que correr, yo tendría que perder los zapatos, porque, a ver, correr con ellos, puedo pero, no maratones. En ese momento entendí que él no era “un buen partido” LITERAL, ¿eh?. Yo no soy una erudita pero reconozco cuando alguien me invita a salir de cuando alguien me requiere como figurante, extra o bulto. Es una pena, porque el beso rompehechizos parecía funcionar, pero en mi cuento de hadas, hay monarquía y busco a mi príncipe o a mi rey. Y lo que este sapo quería era un cuento donde los príncipes gritan “hasta la victoria siempre” sin saber siquiera quién lo dijo. 
Y Disney no fue. 
¡Siguiente!
                                       Merlina Brujas 

lunes, 14 de octubre de 2013

YO, EL PENE ...

 YO, EL PENE, exijo un aumento de sueldo por las siguientes razones:

1) Hago trabajo físico

2) Trabajo en grandes profundidades 

3) Trabajo fines de semana y días festivos

4) Trabajo en un ambiente húmedo 

5) Trabajo en Áreas oscuras con poca ventilación 

6) Trabajo en Temperaturas Altas 

7) Mi trabajo me expone a enfermedades 

           
Querido Pene su pedido de aumento ha sido denegado por las siguientes razones: 

1) No trabajas 8 horas corridas 

2) Se duerme después de un breve periodo de trabajo

3) Nunca toma la iniciativa y siempre hay que estimularlo para q empiece a trabajar 

4) Deja el área de trabajo sucia, después de cada jornada de laboral 

5) Nunca puede trabajar horas extras o jornadas dobles 

6) Algunas veces deja su trabajo sin terminar

7) Se le ha visto entrando y saliendo de su trabajo con bolsas sospechosas

8) Y por ultimo constantemente tiene un expediente  abierto porque se nos informo que en ocasiones TRABAJA EN OTRAS EMPRESAS

Así que NO hay aumentoooooo!!

Atte:
DoÑa Vagina!!!
Jefa de Recursos Humanos 

jueves, 10 de octubre de 2013

Sapo Cuarto. (o sapo cuatro palitos)




¡Los Reyes son los sapos! Hablando de verdades y leyendas urbanas, quién no ha escuchado aquello de: los Reyes son los padres. ¡Ay! ¡Cuánta ceguera sobre la monarquía! Si no lo han visto seguro que lo han vivido, así que prepárense para este especial de sapos de lujo y coronas.La historia empieza así:

Pasando el año nuevo viene la ilusión de los regalos de Reyes (fomento o no del capitalismo esa no es la cuestión), cuando estás en una relación (que no tiene el título oficial porque el sapo en ésta cuestión, que es la que nos atañe, lo pide así), tú te rompes la cabeza para buscarle un regalo (porque, claro, él te tiene un regalo de Reyes, por supuesto). 
Todo comienza haciéndote sentir una reina, llevándote a cenar a un sitio que no conocías y al llegar a casa, tú ,ansiosa porque vea tu regalo. Que note lo que te has esmerado en hacerlo. Buscando el regalo más original para que sólo verlo, sus ojos reconozcan que has tardado todo un día de filigrana con tutoriales en el youtube, has perdido las yemas de los dedos (y la paciencia) y te has quemado con la pistola de silicona o se te han quedado pegados los dedos con el superglue. Bueno, de repente, el misterio se desvela: el rey, el único, es el que está ahí contigo y te mira con esos ojitos coquetos mientras dice: “yo también te traje algo”. ¡Ay, ay, ay, ay! Dice tu corazón, saltando de emoción y olvidando a Melchor. A esto le agregamos el “no mires” y ya tu imaginación vuela como ningún ave registrada. Mientras tu cabecita loca hace historietas variadas, sientes una caja enorme sobre tus piernas y su “¡Abre los ojos!” te baja del reino onírico para meterte en el reino monárquico.¡Sí, es un rey! Y está contigo, y tú ya te ves con corona de esmeraldas y zafiros. Bueno, aquí viene la parte que todos esperábamos: Abrir la caja. 
Yo por el tamaño y la forma, creí, que sería un vestido para nuestra siguiente cita. (Por aquella época yo trabajaba de camarera, menciono esto, a raíz del regalo). Cuando abro la caja con expectación descubro, ¡sí!¡Una bandeja! Mis ojos miraron a todos lados pensando que alguna cámara oculta saldría, seguida de muchos figurantes o bien yo despertaría de mi reino onírico. 
Mi rey me miraba orgulloso con su seguida pregunta de ”¿te gusta?“ Qué sapos se responde a eso. ¿Las bandejas te pueden gustar? ¿Qué dices?: “¡Uy, sí! ¡Me encantan las asitas del mismo material! Y se ve que es fácil de limpiar”. Qué me están contando ¡Ah! Pero no os desaniméis que cuando tú crees que lo has bajado a la categoría de príncipe, te dice “todavía hay más” y saca otra cajita donde seguro no cabe ninguna otra bandeja, y dices, bueno, he sido dura, si mi rey me adora, es perfecto. Así, vuelve a su trono y tú a tu reino monárquico. Aquí te olvidas de Gaspar. 
La caja esta vez es pequeña, como un estuche. La imaginación de nuevo hace de las suyas y viaja a la velocidad de la luz. ¿Qué será? ¿un foulard? ¡No! Sabe que no te gustan. Unos guantes. Sí. Casi seguro.¡uy! ¿Y si es una bayeta para limpiar la bandeja? Tranquilos. Sí, ya, ya. Abramos la caja.  
Y aparece un bonito par de calcetines. Mmmm, gracias. Definitivamente, lo bajas a la calidad de lacayo. Pero, ¡será sapo!, Primero una bandeja y ahora unos calcetines. Pero como no hay uno sin dos ni dos sin tres: “Hay una cosita más”. ¡Ay! ¿Ven? Si es un rey maravilloso, Ahora sí viene el regalo de verdad. Nuevamente a su silla de oro, adiós Baltasar, y una cajita te hace por descarte saber que nada puede ser peor que una bandeja y un par de calcetines. De hecho se siente como un estuche. ¡Oh, cielos! ¿Y si es un collar o una pulsera en plan compromiso?. Bien, aquí vamos. Abrir la caja.¡Oh! Qué bonita…¿regleta? Sí, sí, de esas para varios enchufes. Esto ya llegó al límite.

Si un sapo te hace este tipo de regalos, no es un rey, ni un príncipe, sino sólo un sapo, que no sabe que está con una reina, y una reina no necesita regalos, sino que la reconozcan como la reina de su corazón que es el único reino que nos interesa.  
¡Siguiente!
                                                     Merlina Brujas 

lunes, 7 de octubre de 2013

Cerrada por reforma .

Fuera llueve, el cielo está gris, empieza ya a hacer fresquito.
Será el clima que me afecta tanto porque por dentro me siento igual de triste.
Normalmente dejo pasar el “tiempo histórico” para ver las cosas como espectadora, conseguir sacarle el lado irónico de la situación, pero hoy no, necesito desahogarme.
He sido engañada.
Me han hecho sentir como una loca, pesada, obsesionada, agobiante, como si la “equivocada” de la historia fuera yo .
Después de luchas interiores, de evaluaciones duras hacia mi, hacia mi manera de ser , preguntas sin respuestas ,tristeza , impotencia , búsqueda detallada con lupa de reconocer y admitir mis errores para aprender,  y lo confieso , lloriqueando un poquito , descubro que: he sido simplemente engañada!
La culpa no fue mía , la culpa fue de mi jodido don de atraer como un imán los peculiares, los excéntricos ,los fríos ,  los problemáticos, los que le gusta, les encanta marearte, pues habéis entendido …los raros! .
Si porque el chico con lo que me había ilusionado tanto, era todo esto añadiendo un pizca abundante de egoísmo.
Me pregunto si merece la pena por unos pocos momentos de euforia desequilibrarme tanto y sentir como me siento ahora …un puto experimento de un chico que está enamorado de otra que no lo quiere ,si querido, porque ella no te quiere porque no hay ninguna excusa para que no esté contigo, somos así de sencillos los que tenemos corazón!. Pero él prefiere un fantasma idealizado que a una chica en carne y huesos con sentimientos, miedos, alegrías, tristezas que quiere conocerlo y quizás avanzar o quizás no, pero por lo menos le encantaría intentarlo.
Entonces me viene a la mente una parte de un libro llamado “LA NOVENA REVELACIÓN” de James Redfield ; un coñazo de libro pero merece la pena leer solo lo que os cito y que encuentro absolutamente iluminante .

CAMINAMOS ALREDEDOR DE UN SEMICÍRCULO. NOS PARECEMOS A LA LETRA C. SOMOS MUY SUSCEPTIBLES A UNA PERSONA DEL SEXO OPUESTO, ALGÚN OTRO SEMICÍRCULO, QUE APARECE Y SE UNE A NOSOTROS, COMPLETANDO EL CÍRCULO, Y NOS BRINDA UNA OLA DE EUFORIA Y ENERGÍA QUE DA LA SENSACIÓN DE PLENITUD QUE PRODUCE UNA CONEXIÓN COMPLETA CON EL UNIVERSO. EN REALIDAD, NO HICIMOS OTRA COSA QUE UNIRNOS A OTRA PERSONA QUE TAMBIÉN BUSCABA SU OTRA MITAD AFUERA
ÉSTA ES LA CLÁSICA RELACIÓN DE DEPENDENCIA, CON PROBLEMAS IMPLÍCITOS QUE EMPIEZAN A APARECER ENSEGUIDA.
EL PROBLEMA CON ESTA PERSONA UNIFICADA, ESTA O QUE LOS DOS CREEN HABER ALCANZADO, ES QUE HICIERON FALTA DOS INDIVIDUOS PARA HACER ESTA SOLA PERSONA, UNA QUE APORTA LA ENERGÍA FEMENINA, Y LA OTRA, MASCULINA. ESTA PERSONA ÚNICA TIENE POR CONSIGUIENTE DOS CABEZAS, DOS EGOS. AMBOS QUIEREN MANEJAR A ESA PERSONA ÚNICA QUE CREARON, Y ENTONCES, IGUAL QUE EN LA INFANCIA, CADA UNO QUIERE MANDAR AL OTRO, COMO SI EL OTRO FUERA ELLOS MISMOS. ESTA CLASE DE ILUSIÓN DE PLENITUD SIEMPRE ESTALLA EN UNA LUCHA DE PODERES. AL FINAL, CADA INDIVIDUO DEBE DISMINUIR AL OTRO E INCLUSO INVALIDARLO PARA PODER MANEJAR A ESE YO TOTAL Y LLEVARLO ADONDE QUIERE IR. PERO, POR SUPUESTO, ESO NO FUNCIONA; AL MENOS YA NO. TAL VEZ ANTES, UNA DE LAS PARTES ESTABA DISPUESTA A SOMETERSE A LA OTRA: EN GENERAL LA MUJER, A VECES EL HOMBRE. PERO AHORA ESTAMOS DESPERTANDO. NADIE QUIERE YA SER ESCLAVO DE OTRO.
PRIMERO DEBEMOS COMPLETAR EL CÍRCULO EN NOSOTROS MISMOS. TENEMOS QUE ESTABILIZAR NUESTRO CANAL DE COMUNICACIÓN CON EL UNIVERSO. ESO LLEVA TIEMPO, PERO DESPUÉS YA NO SOMOS SUSCEPTIBLES DE VOLVER A CAER EN ESTE PROBLEMA Y PODEMOS GOZAR DE LO QUE EL MANUSCRITO LLAMA UNA "RELACIÓN SUPERIOR". CUANDO, DESPUÉS DE ESO, NOS CONECTAMOS ROMÁNTICAMENTE CON OTRA PERSONA, CREAMOS UNA SUPERPERSONA... PERO SIN APARTARNOS DEL CAMINO DE NUESTRA EVOLUCIÓN INDIVIDUAL.


Pues, dejarme un poco de tiempo para completar mi circulo hasta entonces …cerrada por reforma .
                                                         La Italiana

jueves, 3 de octubre de 2013

Sapo tercero .

 


Leí la novela de Mary W. Shelley: “Frankenstein”, en el cole, a petición de la profesora de literatura. Bueno, a “petición” obligatoria para examen, claro. Sin embargo, la idea de “construir” un ser humano a nuestro gusto, a ver, esto ya es un matiz propio, me pareció muy interesante. Como estar en un laboratorio sin riesgos de explosiones ni mezclas peligrosas.
¿Te has imaginado a tu príncipe azul? Bueno, ¿es azul? Yo voy a contarles de mi  saponstein.
Mi saponstein (el ideal, ¿eh?, que luego del ideal a la realidad dista un camino de aquí a Japón) es de piel tostada, lampiño, de ojos negros y grandes, que extrañamente se “achinan” cuando sonríe, porque ahí estriba el poder de mi saponstein: en su sonrisa. Una sonrisa que puede hacer que el mundo se congele, que la gente desaparezca y que me mueva en un pedestal y con un halo de princesa.
Cuando creía no ser ni autora de ningún libro y mucho menos Química efectiva, ¡saponstein apareció! ¡Sí! ¡Sí! Con uniforme de camarero, con pajarita negra y un chaleco mostaza que realzaba su piel tostada, una plaquita a la izquierda, con su nombre que además era original y precedía la siguiente leyenda: “estoy para servirle” . ¡Qué más se puede pedir! Al principio, yo creía que era el encanto lugareño lo que caracterizaba al saponstein que había cruzado mi cuento.
Cuando por las mañanas me recibía con un “good morning princesa”  aliñado con esa sonrisa tan encantadora,  yo sentía que flotaba entre nubes. La gente se eliminaba automáticamente y sólo existía yo frente al perfecto “saponstein”. Lo único que me faltaba era romper el hechizo.
Intercambiábamos notitas clandestinas porque en el trabajo nadie podía ver el idilio químico que estaba surgiendo entre nosotros. Una sonrisa suya podía hacerme sentir creadora, inventora, descubridora, luchadora o lo que me pidiera que fuera.
Un día, por fin quedamos en una cita oficialmente fuera del trabajo.
La cita perfecta:  un mirador de la ciudad,  aquella sonrisa, y yo sintiendo que estaba a punto de romper el hechizo; un beso haría que saponstein se transformara en el príncipe azul que tanto había buscado y que había tardado en encontrar porque lo había buscado siempre azul y era mostaza ¡claro!. 
Con el fondo de luces de la ciudad, nosotros en el punto más alto y música a modo de banda sonora del coche, yo empecé a sentir frío. La noche era fresca, así que saponstein me ofreció su chaqueta, y al ponérmela, tiró de ella atrayéndome hacia él. Yo, embelesada con esa sonrisa que hacía desaparecer el frío, el hambre y todos los males, me deslicé como en un tobogán hacía su boca. En mi cabeza transcurría mi vida como en una tabla periódica: soledad, abandono, corazón roto, y demás  elementos que hacían una fórmula caótica. Besaba a mi saponstein y experimenté calambres en la lengua, imagino que iguales a los que experimenta el atleta después de mucho tiempo sin ejercitarse,  pero yo, paciente esperaba que comenzara la transformación de mi saponstein. Mi creación. Y así fue. De su boca salieron moscas que borraron mi sonrisa:
Soy divorciado, (su piel tostada me pareció más amarillenta) tengo una hija, (yo ya no sería la niña de sus ojos) ahora tengo novia (su rostro se volvió el de un reptil)  y (palma de oro: ) tengo 20 años. 
Saponstein resultó ser un sapo de charco. 
Yo le doblaba la edad, podía ser la hada madrina del cuento, o la madrastra, o la bruja. Aquella noche se rompió el hechizo antes de medianoche. Será que en aquellos sitios no conocen el cuento de Cenicienta, o mejor dicho, todo ocurre una hora antes. Pero, seguramente tampoco saben que Cenicienta escribe en una tabla periódica o en un blog sobre sus creaciones fallidas con sapos del montón.
¡Siguiente!
                                                    Merlina Brujas

martes, 1 de octubre de 2013

Se acabó

Todo lo que yo haga, antes ya tu me lo hiciste, 
y ahora que quieres conmigo, si tu para mi no existes. 
Aún yo soy mejor persona, pues no quiero hacerte daño, 
solo sé que no te quiero, mi amor se fue con los años. 

Se acabó, 
porque yo me lo propuse y sufrí, 
como nadie había sufrido, y mi piel, 
se quedo vacía y sola 
desahuciada en el olvido, y después 
de luchar contra la muerte, empecé 
a recuperarme un poco, y olvidé 
todo lo que te quería, y ahora ya 
y ahora ya mi mundo es otro. 

Tú no me vengas con pamplinas, ni me pidas que te ayude, 
cuando te necesitaba, yo jamás a ti te tuve. 
Ni te quiero ni te odio, quiero bien que me comprendas, 
que eres uno más de tantos, que yo nunca conociera. 

Se acabó, 
porque yo me lo propuse y sufrí, 
como nadie había sufrido, y mi piel, 
se quedo vacía y sola 
desahuciada en el olvido, y después 
de luchar contra la muerte, empecé 
a recuperarme un poco, y olvidé 
todo lo que te quería, y ahora ya 
y ahora ya mi mundo es otro.


                                                         Maria Jimenez