“La culpa es del alcohol” eso siempre
decían mis compis de piso cuando a la mañana siguiente, coincidíamos en el
rellano de la escalera mientras yo salía rumbo a la escuela y ellos volvían a
casa son historias de “trofeos” de
ligue.
Yo entonces, quería ser más deportista.
Claro, tanto alcohol, seguro que no traería nada bueno.
Una noche, decidimos salir a celebrar el
cumpleaños de mi compi, y me encontré
con un chico con el que siempre me habían intentado “celestinamente” liar.
Todos estábamos muy contentos. Por supuesto, la felicidad aumentaba al ritmo de
la “Tómbola” de luz y de color y se extasiaba con el “tú eres como el sol de la
mañana que entra por mi ventana, que entra por mi ventana”. Ya saben, no faltó
el “yo para ser feliz quiero un camión” y el “tú que eres tan guapa y tan
lista, tú que te mereces un príncipe un dentista”. La verdad es que “operación
Celestina” empezó a tener efecto en mi. El chiquito en cuestión, a mi siempre
me había parecido muy mono, pero no habíamos realmente tenido la oportunidad de
hablar más allá del “hola, qué tal, cómo te va”.Además él era justo lo que yo
estaba buscando: muy deportista, muy matinal.
Esa noche empezamos a charlar aunque
fuera casi a gritos, y resultó ser que a los dos nos encantaban las películas
de terror y casualmente los dos nos reíamos a carcajada desternillante si la
película era malísima (cosa que muy poca gente comparte y entiende). Comenzamos
a nombrar los títulos de nuestras pelis favoritas y a recomendarnos las que más
miedo nos había provocado. Aquí, nos prometimos una sesión de cine casero ¡Uh!
Estaba llegando a primera base ¿eh? De pronto, empieza a escucharse aquello de
“siempre me voy a enamorar de quien de mi no se enamora” ¡Uy! Esta canción se
canta y ¡se baila! Se sufre y ¡se goza!
Lo tomé de la mano para incitarlo a
bailar y la verdad es que bailaba muy bien. Nos estábamos divirtiendo mucho, Al
menos yo estaba pasándolo de maravilla. Incluso dije para mis adentros (es
decir, en mi partido de béisbol interno): esto pinta segunda base ¡Vamos bien!
Para cuando llegó el estribillo de la canción con el “ya no puedo más” ¡pues
sí! ¡Sí! llegó también el beso. ¡Uy! Esta noche, seguro home run, nunca mejor
traducido y jugado. Es tan bonito el momento en el que besas a alguien que te
gusta y notas que esa persona tiene la misma sorpresa que tú. El mismo arrobo,
Besar debería ser deporte mundial.
Como era de esperarse, cerramos el
garito. A la salida yo esperaba lo ya sabido, ya había ganado el partido.
Seguro que venía el premio. Y esperando el premio, ¡me quedé!
Vino la famosa “base por bola”. Me miró
fijamente a los ojos, y me dijo “me voy a casa”. Yo creía haber entendido mal,
así que dije un “¿cómo?” de duda, no de averiguar en qué medio de transporte se
iba. Sí. Sí. La respuesta fue “en taxi”. Así que aproveché la “graciosa”
confusión para ya obtener el ponchado o el home run: “¡Ah!, ¿nos vamos?” – Aquí
viene le redoble de circo por favor, el sapo en cuestión afirma: “No. Me voy
solo” Sí: ¡ponchada!. “Eres una tía muy guapa, pero el alcohol, bla, bla, bl,a
bla….” Aquí dejé de escucharlo, sólo veía que movía los labios mientras sentía
una rabia que se arremolinaba en mi interior, y la furia se transformó en mi
conciencia tarareando “siempre se repite la misma histoooooria”. Cuando mi
conciencia terminó su casting de “la voz”, yo volví a la tierra, giré como un
couch profesional y viendo que el sapo dipsómano me miraba esperando una
respuesta dije: ¡Sayonara! Sin darle
tiempo ni a los besos del protocolo de despedida, después de todo ya me había
besado mucho toda la noche.
Intenté alcanzar a mis amigos que
seguramente irían a desayunar. Demasiado tarde, ya se habían ido y yo sin
batería en el móvil. Terminé en una
plaza viendo cómo limpiaban y barrían, mientras el sol salía totalmente. Caminé
hasta casa y al llegar creí escuchar el típico “safe” del béisbol.
Definitivamente los deportes no son lo mío. ¡Un ron con coca cola por favor!
¡Siguiente!
Merlina Brujas
Banda Sonora de este sapo: “Vivir así” Camilo
Sesto, “Tómbola” Marisol, “la lista de la compra” La cabra mecánica, “quiero un
camión” Loquillo y los trogloditas y “tengo el corazón contento” de Palito
Ortega.
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