jueves, 17 de octubre de 2013

Sapo quinto. ( De política y otros cuentos.)




Lo conocí en una verbena de la ciudad. El ambiente era muy divertido, nuestras miradas se cruzaron y el flechazo se produjo porque mantuvimos una “conversación” visual por muchas horas esperando a ver quién daba el primer paso. Mi grupo de amigos quería moverse y recorrer otras verbenas, así que justo cuando ya me iba, con la mirada me concentré en un “si tú me dices ven”. Y ocurrió. Era aún más guapo de cerca, intercambiamos teléfonos y pude confirmar que era a mi a la que miraba y no a mi amigo Carlitos, como este se la había pasado asegurando toda la noche.
Intentamos coincidir en otra verbena, pero con la cantidad de gente y quedándonos sin batería no pudo ser. Comenzamos el ligue “tecnológico”, WhatsApps, emoticonos de risitas, ya saben: lo que se lleva ahora.
El sapo en cuestión resultó ser cabecilla de manifestaciones y tenía una agenda llena por sus infinitas intervenciones públicas. Yo, desde un principio me declaré “neutra”, con la finalidad de evitar ciertos temas, que a mi me parece son “delicados” para hablarlos a la ligera y sin conocimiento de causa más que de la masa.
En fin, quedamos un día para tomar una caña. En la charla, yo por un momento creí que estaba en un debate televisado, pero me argumentaba cosas en las que yo no creo, y obvio, las debatí. Confesaré que hubo un momento en el que creí que me borraría de su agenda o me remarcaría como “peligrosa”. Al finalizar la “cita”, dimos un paseo y seguimos charlando menos acalorados.  Quizá entonces fue cuando se dio cuenta de que no soy tan “peligrosa” sino analítica. Antes de irme me despedí con un gesto como de apache, a lo que él respondió tomándome de la mano y tirando suavemente hacia él, quedando tan poca distancia entre los dos, que no hubo política, bando o bandera que no anunciara lo que venía: ¡chan chán! El beso de cuento. Ese que te hace sentir que está saliendo el sol cuando aún es de noche. Pues ese beso recibí yo. Al despedirnos y prometernos una siguiente cita yo quedé embelesada. Había sido un beso perfecto: suave pero fuerte. Tierno pero sexy. Lento pero rápido. ¡Claro que me quedé con ganas de más! (Besos).
Por la saturada agenda del sapo en cuestión, yo quedaba condicionada a la espera. Y un día la espera tuvo su recompensa. ¡Había sido citada! Me sentía tan animada que quise arreglarme: busqué mi par de zapatos que no había estrenado y que me estilizaban más las piernas; Me alisé el pelo, me maquillé haciendo que mis ojos resaltaran más, me pinté las uñas y creo que lucía divina. Al menos, más de uno giraba en la calle y  dos se atrevieron a gritarme un “guapa” que me levantó más el ego, por supuesto.  Conforme me acercaba a nuestro punto de encuentro, las piernas me empezaba a temblar, sentía el mariposeo colegial. Entre la multitud, vislumbré que en nuestro sitio de encuentro había una retahíla de gente que parecía una duna humana. 
En ese mismo instante muchas sirenas y lecheras entraron en el panorama. Para ese momento yo ya estaba en el centro de la noticia. No sé cómo pasó, pero él me encontró a mi. Me saludó con un “Qué bueno que hayas venido” que me derritió, y que luego me recompuso como en un orden equivocado cuando me dio una pancarta  mientras gritaba y dirigía, ¡sí, amig@s! la manifestación.  Confesaré que mi preocupación estribaba en que si llegado el punto había que correr, yo tendría que perder los zapatos, porque, a ver, correr con ellos, puedo pero, no maratones. En ese momento entendí que él no era “un buen partido” LITERAL, ¿eh?. Yo no soy una erudita pero reconozco cuando alguien me invita a salir de cuando alguien me requiere como figurante, extra o bulto. Es una pena, porque el beso rompehechizos parecía funcionar, pero en mi cuento de hadas, hay monarquía y busco a mi príncipe o a mi rey. Y lo que este sapo quería era un cuento donde los príncipes gritan “hasta la victoria siempre” sin saber siquiera quién lo dijo. 
Y Disney no fue. 
¡Siguiente!
                                       Merlina Brujas 

1 comentario:

La tía Maruja dijo...

Señoras: se impone hacer una guía de primeras citas para sapos y otros demonios. ¿Tan difícil es eso del cine y el paseo por el parque? Flipo y mucho. Mira que en las manifestaciones suelen repartirse palos pero no había pensado que de este tipo...
¡Siguiente!